Llega San Valentín: Personajes y lugares que han inspirado grandes historias de amor

Estamos ya muy próximos a San Valentín, fecha que muchos enamorados celebran, por lo que hay que ir pensando en detalles románticos, cenas a la luz de las velas, un viaje especial a algún destino romántico o una pequeña escapada con encanto.  ¿Nos acompañas a un paseo por las más grandes historias de amor? Jetcost propone vuelos a distintos lugares para celebrar este día. Roma, Verona, India, París… (Imagen de S. Hermann & F. Richter en Pixabay Hermann-Richter en Pixabay).

Hablemos de San Valentín

Roma fue el escenario en el que un joven sacerdote cristiano de nombre Valentino se dedicaba a casar a parejas jóvenes en contra del criterio del emperador Claudio II que pensaba que los jóvenes solteros eran mejores soldados. Su afán por hacer felices a las parejas le costó el martirio y la muerte, justo un 14 de febrero, aunque 200 años después el papa lo hizo santo y ya desde entonces es el patrón de los enamorados. Naturalmente en Roma leyendas o historias como estas son perfectamente creíbles y no faltan los lugares románticos en los que revivirlos. Hay una imagen de este santo en la parroquia de San Antón, en Madrid, la del padre Ángel, en la calle Hortaleza, un lugar que merece la pena visitar.

Mucho más reciente es, por ejemplo, la costumbre de utilizar las farolas del puente Milvio, uno de los muchos que atraviesan el Tíber construido en el siglo III, para atar candados colgados sobre un poste de luz como señal de amor. El «ritual» consiste en que la pareja debe besarse, sujetar el candado al poste y luego tirar la llave al Tiber. Todo inspirado en los protagonistas de la novela «Tengo ganas de ti», de Federico Moccia. Pese a que la historia comenzó en 2006 y que el éxito fue tal que en 2007 el peso de todos los candados hizo que se cayeran las farolas, y aunque desde 2012 está prohibida la costumbre, los candados siguen apareciendo de vez en cuando, como también en distintos puentes de otras ciudades, desde París o Sevilla a Montevideo.

Y hablemos también de personajes que han inspirado grandes historias de amor

 



Romeo y Julieta en el balcón que nunca estuvieron

Verona es por excelencia la ciudad de los enamorados, y aunque no la conociera, inspiró a Shakespeare su inmortal drama Romeo y Julieta, los enamorados más famosos del mundo, la historia de amor y odio entre los Montesco y los Capuleto. Hoy cientos de miles de turistas viajan hasta allí para recorrer la casa de los Capuleto y sumar mensajes de amor a los cientos que ya se han dejado en el balcón de Julieta (que en realidad se añadió en 1928) o visitar su tumba en el monasterio San Francesco al Corso, o la casa de Romeo. Declarada Patrimonio de la Humanidad, Verona es un compendio de arte, entre sus lugares imprescindibles están la fuente de La Madonna Verona, La Arena donde se celebra su célebre festival de ópera, el Ponte Pietra, el Domus Mercatoru, el Palazzo Maffei (1668), la Piazza dei Signori… pero, además por toda la ciudad se desparraman las estatuas, frisos, frescos, portones, inscripciones, ventanas medievales y fuentes que se conservan en Verona. Una de las novedades en los últimos años en la ciudad es la posibilidad, habría que constatar si se mantiene, de casarse en el mismísimo balcón de Julieta, con los invitados instalados en el patio. Lo organiza el propio ayuntamiento de la ciudad y cuesta unos 600 euros para los no residentes. La ceremonia base cuesta 500€ para los residentes en Verona, solo por la disponibilidad y los funcionarios que realizan la boda (60 minutos). Los que no lleguen a este presupuesto, pueden hacer una ceremonia simbólica que cuesta 200€ o una promesa en el balcón de Julieta que cuesta tan solo 50€. Vamos que todo en ese famoso balcón, digamos falso o recreado en 1928, tiene un precio.

Los amantes de Teruel

 



No hay que salir de España, nosotros tenemos también nuestra historia de amor más famosa. Hay un cuadro de ellos, de los célebres amantes de Teruel, en el Museo del Prado, que rubrica Juan García Martínez, 1857. Cuenta la historia de la bellísima hija de un rico mercader de Teruel, en el Siglo XIII. Se llamaba Isabel de Segura, que se enamoró de un muchacho pobre pero honrado Diego de Marcilla. El joven le propuso matrimonio y ella le dijo que nunca lo haría sin el consentimiento paterno. Como el padre de Isabel despreciaba a Diego sólo por la falta de dinero, si ella le esperaba cinco años, saldría a buscar fortuna y hacerse digno del matrimonio. Ella le prometió que le esperaría.

En la imagen superior, los amantes de Teruel, en una litografía del siglo XIX. Reconocimiento al autor: De Contreras dib° y lit°.Scan: Biblioteca Rector Machado y Nuñez https://www.flickr.com/photos/37667416@N04/49712974208/, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=95200676

Diego luchando en la Reconquista, ganó pasados cinco años cien mil sueldos. Durante ese tiempo Isabel fue apremiada por su padre para que tomara marido. Pasados los cinco años el padre le dijo: «Hija, mi deseo es que te cases». Y ella, viendo que el plazo de los cinco años estaba a punto de concluir, y que su novio no comparecía ni tenía noticias de él, terminó por creer que había muerto. Por lo que el padre organizó su boda con un rico pretendiente. Casualidades de la vida, ese mismo día regresó Diego de Marcilla, que había sufrido todo tipo de contratiempos, para no hacerlo antes.

 

 

La noche de boda, Diego logró entrar sin ser visto a la recámara en la que los esposos dormían, y despertó a Isabel, rogándole «Bésame, que me muero», y ella le respondió dolida que no podía faltar a su marido, que se buscara a otra. Él le dijo otra vez: «Bésame, que me muero». Ella volvió a negarse: «No quiero». Entonces él cayó muerto.

Isabel despertó al marido y le contó lo ocurrido. El marido: «¡Oh, malvada! por lo que a él se le venía encima.¿Y por qué no lo has besado?». Repuso ella: «Por no faltar a mi marido». «Ciertamente, dijo él, eres digna de alabanzas». Él pensó que si las gentes se enteraban del fallecimiento pensarían que él le había matado, por lo que acordaron llevarle a casa de su padre sin ser vistos. La joven empezó a pensar cuánto la quería Diego y cuánto había hecho por ella, arrepentida por no haberlo querido besar y de que por ello hubiese muerto. Acordó ir a besarlo antes de que lo enterrasen; se fue a la iglesia del señor San Pedro, que allí lo tenían. Fue hacia el muerto, le descubrió la cara apartando la mortaja, y lo besó tan fuerte que allí murió ella también quedando encima.  El marido contó el caso a todos los que había delante, según ella se lo había contado. Acordaron enterrarlos en una sepultura juntos para siempre.

 

La princesa Arjumand y el más bello monumento al amor

En la ciudad de Agra, estado de Uttar Pradesh en la India, a orillas del río Yamuna, se encuentra el Taj Mahal, un complejo de edificios construido entre 1631 y 1654, por el emperador musulmán Shah Jahan de la dinastía mogola. El imponente conjunto se erigió en honor de su esposa favorita, Arjumand Bano Begum «más conocida como Mumtaz Mahal» que murió en el parto de su decimocuarta hija. Estaba casado con varias mujeres, pero al encontrarse en un bazar ambos quedaron prendados, cuenta la leyenda. Aquel flechazo convirtió a Mumtaz en la favorita del sultán y selló una de las historias de amor más veneradas del mundo. Se estima que su construcción necesitó el esfuerzo de unos 20.000 obreros. El monumento ha logrado especial notoriedad por el carácter romántico de su inspiración. Aunque el mausoleo cubierto por la cúpula de mármol blanco es la parte más conocida, el Taj Mahal es un conjunto de edificios integrados. Desde primera hora, miles de parejas atraviesan el portón de entrada y se topan con los jardines musulmanes con el palacio al fondo. La luz natural cambia el mármol blanco y sus piedras preciosas. El mármol rojo, acarreado por elefantes desde el noroeste indio, enciende la cúpula en forma de cebolla que simboliza la corona que Mumtaz no tuvo. Se dice que después de terminar dicha obra arquitectónica el emperador hizo que a los obreros se les cortara las manos para que jamás se viera otra obra igual.

La ruta de los cuentos de hadas» o la «ruta de los cuentos de los hermanos Grimm»

Un viaje para disfrutar en familia, por Alemania.  Lo mejor es coger un coche de alquiler. La lista de localizaciones que forman parte de la ruta de los cuentos de hadas o ruta de los hermanos Grimm es larguísima, puesto que incluye todos los lugares que están relacionados con los hermanos Grimm y sus cuentos, bien porque residieran o pasaran alguna temporada allí, bien porque inspiraran alguno de sus relatos.

Por tanto, no hay un único itinerario y las posibilidades son infinitas. ¿Quién dijo que los personajes de los cuentos infantiles no existen y que sus historias de amor no son enternecedoras? Desde luego no los responsables del turismo de Alemania que han lanzado la Ruta de Cuentos de Hadas, al hilo de las huellas de los hermanos Grimm, creadores de estas míticas historias de príncipes y princesas. De Bremen a Hanau hay un camino trazado donde los sueños de la infancia se hacen realidad. Un viaje de 600 kilómetros que nos traslada a principios del siglo XIX y donde uno puede toparse con el palacio de la Bella Durmiente, adentrarse en el bosque donde se perdió Caperucita, escuchar a los singulares Músicos de Bremen y hasta es posible que Blancanieves y los Siete Enanitos salgan a nuestro encuentro.

Atravesando pintorescos pueblos y privilegiados espacios naturales se encuentran casitas de chocolate, zapatitos de cristal, flautistas embaucadores de ratones, gatos con botas y animales que ejercen de músicos. El viaje se inicia en Hanau, una ciudad próxima a Francfort donde nacieron los hermanos Grimm. En la ribera del río Leine se descubre el pueblo medieval de Alfeld, puerta de entrada a la tierra de Caperucita Roja, la ruta continúa por Sababurg, en cuyo castillo el príncipe besa a su Bella Durmiente para despertarla del sueño eterno. En Trendelburg se puede mirar el extenso bosque Reinhardswald desde la torre de Rapunzel y en Polle visitar las ruinas del castillo de Cenicienta. En Kassel, donde vivieron y trabajaron los Grimm se encuentra el museo dedicado a ellos, ubicado en el Palacio de Bellevue, que recuerda que fue en este lugar donde reunieron la mayoría de los cuentos que conforman su colección.

Abelardo y Eloísa, amor prohibido en París

Aunque a primera vista un cementerio no parece un lugar romántico, siempre hay formas de verlo. Fantasmas, espíritus, mensajes del más allá y hasta efectos benéficos para la fecundidad abundan, o eso dicen, en el cementerio parisino de Père Lachaise, uno de los veinte que hay en París y uno de los más famosos del mundo, aunque solo sea por el número y categoría de los personajes enterrados en él. Desde los eternos amantes Abelardo y Eloísa, genios de la literatura como Moliere y La Fontaine, o de la música como Chopin o Georges Bizet, políticos como el español Manuel Godoy y personajes más recientes como María Callas y Jim Morrison reposan en algunas de las singulares tumbas del camposanto que, ya de por sí, constituyen una verdadera galería de arte escultórico. Aunque lo de reposar es un decir, ya que más de dos millones de personas, no precisamente deudos, lo visitan cada año y pasean entre sus más 70.000 tumbas. Una de las más visitadas es la de dos personajes símbolos del amor: Abelardo y Eloísa, los amantes medievales que dieron origen a la más antigua historia de amor de París. Por cierto, que acabó bastante mal: ella metida a monja y él castrado. Una de las curiosas historias del lugar tiene como protagonista la tumba de Victor Noir periodista francés que murió en un duelo con el sobrino de Napoleón III. Su tumba lo muestra tirado con el cabello ensortijado, el cuello de la camisa desabotonado y sobresaliendo en su entrepierna una gran erección. Se corrió la voz de que las mujeres que poseían problemas de fertilidad o cualquier tipo de dificultad marital podía solucionarlos con acariciar su miembro. Aunque se trató de vallar la tumba para evitar multitudes, se volvió a abrir y el desfile continúa como siempre.

Praga enamora a todos los enamorados

La llamada colina de los enamorados está en pleno centro de Praga, bordeando la zona del castillo de la ciudad y levantándose directamente sobre el río Moldava. Es muy fácil reconocerla porque está presidida por la Torre Petrín, una réplica de la Torre Eiffel desde la que se ofrecen unas magníficas vistas de Praga. Este es un parque al que las parejas suelen ir para pasar el tiempo libre y que acoge en una de sus laderas una estatua de bronce del poeta Karel Hynek Mácha representante del romanticismo checo en el siglo XIX. En torno a esta estatua se cuentan varias leyendas de amor. La más popular es que si se coloca una flor en el pedestal del monumento serás amado para siempre por tu pareja. También dicen que los que se besan junto a la estatua se amarán para siempre. Cerca del mirador de Petrín los enamorados podrán entrar en el laberinto de espejos, muy popular entre los checos. Fue uno de los pabellones de la Exposición Nacional de Praga de 1891 y representa la antigua puerta de entrada al monte Vysehrad, otro legendario lugar de la ciudad. Y, naturalmente, para seguir disfrutando de su amor disponen de toda la ciudad, una de las más románticas de Europa y a la que definió como la ‘más bonita joya de la corona del mundo’.

Doña Ana y don Carlos se besan en Guanajuato

En la ciudad mexicana de Guanajuato cuentan un drama romántico. En el siglo XVIII, el padre de Doña Ana desaprobaba el compromiso de su hija con el apuesto Don Carlos. Para rehuir al padre, el chico compró la casa de enfrente. Una de sus ventanas daba a un callejón tan estrecho que podían tocarse con las manos de balcón a balcón. Con la ayuda de la dama de compañía, los enamorados se citaron en aquel lugar clandestino. Fue la primera y única vez que lo hicieron. El intransigente padre clavó un puñal sobre su hija mientras Don Carlos la besaba. Ante lo inevitable, Don Luis dejó un tierno beso sobre aquella mano tersa y pálida, ya sin vida. Las parejas que visitan esta angosta y colorista callejuela comprueban que sus 68 centímetros de ancho bien permiten un beso, en un precioso barrio enclavado en las laderas del Monte del Gallo, y es tradición besarse al subir el tercer escalón y así recibirán siete años de buena suerte. Afortunadamente no existe la tradición de la puñalada.

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